Como ya lo he dicho en diversas oportunidades, lo ideal es que el Plebiscito Constitucional fijado para el 25 de octubre no se realice: primero por ser forzado por terroristas pirómanos, y segundo por realizarse en plena pandemia (de hecho, en medio de la peor pandemia del último siglo). Sin embargo -y siendo realistas- lo más probable es que los políticos macabros hagan este referéndum aunque eso signifique un contagio masivo de coronavirus, pues a ellos (y principalmente a la izquierda) les interesa muchísimo más el famoso Plebiscito que la salud de la gente.
Si se accede a realizar el Plebiscito Constitucional, lo ideal es que gane el RECHAZO, es decir que se mantenga la actual Constitución Nacional que tanta estabilidad y progreso le ha significado a nuestro país. Pero igual habrá que votar sobre qué pasaría en caso de que se imponga el Apruebo: si una Convención Mixta o una Convención Constituyente. Y respecto a este punto, hay voces disidentes dentro de la derecha.
Hace pocos días dije en este mismo blog que es muy relativo este último punto, y que depende básicamente de si tenemos una visión optimista o pesimista respecto al futuro de las elecciones en Chile. En otras palabras, si somos optimistas, lo mejor es votar por la Convención Constituyente (que nos permite partir de cero, con asambleístas que serán escogidos en el siguiente comicio). Por contrapartida, aseguré que si somos pesimistas, tal vez lo ideal sea la Convención Mixta, donde al menos aseguraba un piso de parlamentarios que tal vez luchen por defender las ideas de derecha. Sin embargo, hay otro factor que abre un nuevo flanco al respecto: la ley de Paridad de Género.
¿Qué significa esa Ley de Paridad de Género? Básicamente, es que en la asamblea que redactará la próxima Constitución (en caso que en el Plebiscito ganase el Apruebo) deberá estar compuesta por igual número de hombres y mujeres. Esto toma una especial relevancia en caso de haber una Convención Mixta, ya que una mitad de sus integrantes tendrán que ser parlamentarios, y la mitad de esos además deberán ser mujeres. El punto es que al haber relativamente pocas parlamentarias mujeres en el Congreso (en relación a los hombres), en la práctica significaría que en esa mitad integrada por parlamentarios podrían estar casi todas las diputadas y senadoras que han sido un verdadero parto para nuestro país: Camila Vallejo, Karol Cariola, Carmen Hertz, Pamela Jiles, Marcela Sabat, Yasna Provoste, Ximena Rincón, Marisela Santibáñez, Erika Olivera, Claudia Mix o Maite Orsini, entre otras. Es decir, votar por la Convención Mixta significaría abrir una verdadera Caja de Pandora que transformaría a la Asamblea Constituyente en un bestiario que estaría encargado de definir (y arruinar) el futuro de Chile. Espantoso, por decir lo menos.
Es por eso que si recapacitamos más a fondo, tal vez lo mejor sería pensar con optimismo, y creer que si elegimos una Convención Constituyente al menos partiríamos desde cero a la hora de designar a los elegidos para redactar la futura Constitución de Chile. Pero optar por la Convención Mixta -y justamente por el tema de la Paridad de Género- sería hacer que todas esas mujeres que han sido un lastre para nuestra política pasen a integrar este selecto grupo de constituyentes. Y cuando pones a la cabeza a quien es parte del problema y no de la solución, ya partimos mal antes de empezar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario