No existe ninguna razón concreta para no realizar enmiendas a la actual Constitución, en vez de sacarla de cuajo de un sólo zarpazo.
Los días avanzan a paso agigantado, y nos acercamos cada vez más al domingo 25 de octubre, día en el cual está fijado el Plebiscito Constitucional que bien podría hipotecar el futuro de Chile. Puede sonar insólito, pero este referéndum se realizará en plena pandemia de coronavirus, arriesgando así a un posible contagio masivo de buena parte de la población del país.
Me parece en verdad inaudito que todavía no se haya suspendido este Plebiscito, habiendo al menos diez motivos de peso suficiente no sólo para aplazarlo, sino que derechamente para no realizarlo. Acá se los enumeraré uno a uno.
1) Plebiscito forzado por el terrorismo: La izquierda y la ultraizquierda lograron este Plebiscito no por la vía pacífica, sino que a través de la peor Revolución Terrorista de la Historia de Chile. Luego de semanas de atentados vandálicos y ataques desquiciados de psicópatas pirómanos y encapuchados, el gobierno del presidente Sebastián Piñera se vio forzado a fijar este sufragio, pero fue porque literalmente le pusieron un rifle en la cabeza. No se consiguió luego de un debate civilizado, sino que sólo gracias a la violencia y al terrorismo. Dicho en tras palabras, este Plebiscito es un engendro desde antes de nacer.
2) El Plebiscito ya demostró su inutilidad: La Revolución Terrorista (o Estallido Antisocial) en Chile comenzó ese fatídico 18 de octubre del 2019. Después de esa nefasta fecha, vino la peor ola de violencia callejera de la Historia del país, con atentados terroristas por doquier y ataques de pirómanos a supermercados, templos, monumentos nacionales y a un sinnúmero de negocios y pymes. Frente a esto, el 15 de noviembre del 2019 se realiza un Acuerdo Nacional entre casi todos los partidos políticos, para tratar de poner fin a esta revuelta caótica. Como solución se planteó la utópica idea que fijando un Plebiscito Constitucional se acabaría el terrorismo. Sin embargo, sólo hubo un par de días de relativa calma, pues después de eso la brutalidad de los orcos volvió con más fuerza y la destrucción del país no frenó. El Estallido Antisocial más bestial que haya sufrido nuestra nación sólo pudo detenerse gracias a la aparición de la pandemia de coronavirus (a fines de marzo), no por el anuncio del famoso Plebiscito. Es decir, el Plebiscito no sirvió para lo que fue fijado... de hecho fue totalmente inútil, y por ser inútil no vale la pena insistir en él.
3) No se puede hacer el Plebiscito en pandemia: ¿En qué idioma hay que decirlo para que las autoridades lo entiendan? No están dadas las condiciones sanitarias para hacer un Plebiscito mientras no se pase la pandemia de coronavirus. Hacer un Plebiscito manteniendo la distancia social, sin aglomeraciones, y desinfectando todas las superficies que se usarán, es imposible. En el futuro, este bien podría ser recordado como "El Plebiscito de la Muerte" en caso de significar la vía hacia un contagio masivo. Decir lo contrario es preocuparse más del Plebiscito que de la salud de las personas.
4) La izquierda quiere a los adultos mayores lejos del Plebiscito: Puede sonar muy crudo lo que voy a decir, pero la izquierda y sus secuaces quieren a los adultos mayores lejos del Plebiscito. Al ser muchos de los ancianos de tendencia ideológica más cercana al Conservadurismo, la izquierda chilena ve con muy buenos ojos que este grupo etario no asista a votar por temor al contagio de coronavirus. Los socialistas y comunistas quieren aprovechar la pandemia para impedir que miles de viejitos puedan cumplir con su deber cívico de sufragar. Si realmente les importaran los adultos mayores, accederían a suspender el plebiscito mientras no se pase la pandemia, pero no lo piensan hacer. Esto sólo tiene un nombre: se llama ser miserables, unos verdaderos canallas.
5) No existen las condiciones tecnológicas para el voto electrónico: Muchos ven con buenos ojos el voto electrónico, para votar igual pese a la pandemia. Sin embargo, en Chile actualmente este tipo de votación a nivel masivo está recién en pañales, y un porcentaje relativamente importante de la población no posee ni los medios ni los conocimientos para votar por correo electrónico o sitio web; lo cual puede ser tanto por motivos generacionales como socioeconómicos. Además, hay que decirlo: el sistema de voto electrónico no entrega ninguna garantía frente a un eventual fraude electoral realizado por hackers o especialistas en labores oscuras dentro de la web.
6) No hay garantías de Seguridad Pública: Al ser este Plebiscito forzado gracias a la fuerza bruta del terrorismo, también puede decirse que no existe ninguna garantía de que este terrorismo no vaya a volver, ya sea antes, durante o después del proceso electoral. Vale la pena preguntarse: ¿hay alguna posibilidad de que los ataques terroristas no se concreten si llegase a imponerse la opción del Rechazo? Prácticamente ninguna, pues si eso sucediera, el retorno de los atentados de pirómanos de ultraizquierda sería seguro. Además, ¿hay garantías de seguridad para los apoderados de mesa que representan al Rechazo? Tampoco. Si el Plebiscito fue logrado de la mano del terrorismo, el terrorismo hará todo lo posible para imponer sus términos, y lo hará bajo sus códigos delictuales que acostumbra hacerlo. A modo de reflexión, hacer este Plebiscito sería premiar a los psicópatas que estuvieron casi seis meses quemando y destruyendo nuestro país.
7) El debate constitucional puede dejarse para la elección presidencial: Una vez revisado todos estos puntos anteriores, perfectamente es válido preguntarse ¿y por qué no dejamos el debate constitucional para la elección presidencial, en vez de hacerlo como un Plebiscito en plena pandemia? Es mucho más cuerdo instar a que cada candidato al sillón de La Moneda presente su proyecto y modelo, o bien si quiere o no quiere una nueva carta magna, y que ahí sean los propios electores los que escojan el futuro que quieren para el país. La elección presidencial será en diciembre del 2021, y si se realiza este referéndum de octubre del 2020, y después otro más para elegir a los constituyentes, al final van a terminar haciendo al lote algo tan serio como debería serlo una Constitución... ¿Se puede hacer una Constitución de un país en apenas seis a ocho meses? Sí, tal vez se podría, pero si fuese realizada por abogados constitucionalistas expertos, no por futbolistas, humoristas y cantantes, que de seguro serán muchos de los postulantes a esta futura Asamblea Constituyente. Lo que se improvisa, generalmente finaliza mal. Y si esto ya empezó mal, hay que tener por seguro que terminará aún peor.
8) Enmiendas constitucionales: En los países serios, no se pasa cambiando la Constitución cada veinte años. La actual carta magna tiene la firma del ex presidente Ricardo Lagos, y creo que no tiene por qué ser rígida. Pero pretender borrarla de un zarpazo y empezar desde cero es una locura demencial. Mucho más cuerdo me parece tratar de cambiar lo que sea modificable a través del debate parlamentario, en forma paulatina, en vez de hacer una locura que pudiese hipotecar el futuro de Chile. De hecho, hasta ahora no he escuchado ningún argumento serio (y digo SERIO con mayúsculas) para no hacer enmiendas constitucionales paulatinas y democráticas en el Congreso Nacional, en vez de botar todo al tacho de la basura de una sola patada.
9) No hay garantías que impidan la presencia de terroristas en la Asamblea Constituyente: Como ya lo dije anteriormente, este Plebiscito fue forzado por la fuerza bruta del terrorismo incendiario de ultraizquierda. Debido al pésimo trabajo de fiscales ineptos y a la labor garantista de jueces ideologizados, actualmente ninguno o casi ninguno de esos delincuentes encapuchados ni de los psicópatas pirómanos está preso, y de hecho la gran mayoría de ellos ni siquiera fueron formalizados durante la revuelta. Es decir, podría darse la atrocidad que más de alguno de esos sujetos se presente como posible candidato a la Asamblea Constituyente -y peor aún- resulte electo. O sea, podría darse que en una futura Asamblea Constituyente tengamos a representantes de la "Primera Línea" (agrupación terrorista de corte anarquista) y de los mismos orcos que quemaron y destruyeron el país... y no existe ninguna garantía concreta de que eso no pudiese llegar a ocurrir.
10) Gasto innecesario: Finalmente, y si ninguno de los argumentos que enuncié en detalle los terminó por convencer, creo que en este momento no están dadas las condiciones ni la situación económica del país para hacer un gasto innecesario (porque es innecesario) como lo sería un Plebiscito en plena pandemia. Chile no puede darse el lujo de gastar millones de dólares en hacer un referéndum que además de todo significaría un rebrote brutal del coronavirus en nuestro país. Sería como pagar por algo que sabes que te va a hacer mal. En otras palabras, otra locura más dentro de este Chile que desde el pasado 18 de octubre más se parece a Macondo que a Chile...
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