Keith Moon junto a The Who. |
Pocos bateristas han dejado una impronta y un legado tan sólido como fue el caso de Keith Moon, músico icónico de The Who. Este percusionista inglés nacido en Londres tuvo una corta pero desenfrenada carrera, pues estuvo presente en todos los discos de la banda desde 1964 hasta 1978.
Sin dudas que el estilo brutal y potente con que Moon tocaba la batería marcó un hito dentro de lo que fue el Rock de los años 60, donde hasta ese momento el protagonismo musical era tomado por los cantantes y los guitarristas más que por los bateros. Esa combinación de ritmos sencillos con una técnica ambidiestra en el doble bombo y con golpes salvajes a los platillos del instrumento lo transformaron en un referente obligado para cualquier músico que quisiera incursionar en la batería.
Keith Moon aparece nombrado en cualquier ranking serio que quiera hacerse sobre los mejores bateristas de la Historia del Rock. De hecho, la influyente revista Rolling Stone lo posicionó en el segundo puesto detrás de su compatriota John Bonham de Led Zeppelin (quien curiosamente también falleció a los 32 años).
Punto aparte era la personalidad extrema de Keith Moon, a quien frecuentemente sus amigos le decían "Moon the Loon" ("Moon el chiflado"), debido a su comportamiento que incluso llegaba a ser autodestructivo. Como muchos otros genios del Rock de la época psicodélica, este excéntrico baterista británico cayó en la adicción a las drogas y al alcohol. De hecho, en la portada del disco "Who are you" (estrenado tres semanas antes de su muerte) aparece sentado para hacer menos notorio su evidente sobrepeso debido al consumo desenfrenado de narcóticos. Su muerte se produjo luego de ingerir 32 pastillas de un sedante llamado Clometiazol.
Sin embargo -y no podía ser de otro modo- al gran Keith Moon siempre se le recordará por su gran aporte musical, por haber marcado un legado eterno en el Rock junto a The Who, la banda de toda su vida. "Con la muerte de Keith Moon, el Rock sin dudas perdió a su mejor baterista", fue la contundente frase con que George Warren (creador del Salón de la Fama del Rock) resumió la brillante carrera de este verdadero astro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario