¿Cómo desbaratar la Revolución Vandálica que está destruyendo a Chile?

Desde hace ya tres semanas que nuestro país comenzó su propio Apocalipsis, el cual en el fondo no es más que un vil intento de la ultraizquierda para lograr hacer un Golpe de Estado en contra del presidente Sebastián Piñera.

Chile vive horas caóticas. Hace ya justo tres semanas que nuestro país empezó un verdadero parto, pero no para parir un bebé sino que para parir un demonio. Sí, el demonio del Neomarxismo, que podría llegar de la mano con una nueva Constitución de carácter Comunista, y cuyos síntomas hasta ahora han sido niveles de violencia y vandalismo nunca antes vistos en este rincón del mundo.

#NoMasComunismo .

El tan solo ver las calles de las principales ciudades chilenas es desgarrador. Valparaíso está llena de escombros y se parece a la devastada Alepo, Santiago arde entre las llamas de barricadas, y Concepción se desmorona a pedazos. Ante esto surge la duda: ¿qué hacer al respecto? Primero hay que ir a la madre del cordero: toda esta destrucción no es casual, y claramente es coordinada. Solamente falta el detalle más importante: saber quién está detrás de ella.

Hasta ahora no hay pruebas concretas, pero sí es fácil especular. La primera vez que la marcha se hizo en Providencia, los cavernícolas destructores hicieron pedazos la sede de la UDI (Unión Demócrata Independiente, partido de derecha), sin embargo ninguna de las manifestaciones en Plaza Baquedano le ha generado ningún daño a la sede del Partido Comunista (a 40 metros del lugar). También están intactas y resplandecientes la estatua de Salvador Allende (eso sí, hay que decir que está junto al Palacio de Gobierno, por lo que cuenta con resguardo permanente), además de la tumba de la misma vaca sagrada de la izquierda chilena (me refiero a Allende), el Museo de la Memoria, Villa Grimaldi, etc... Es decir, ninguno de los "templos" de la izquierda chilena ha sufrido daños, como sí lo han sufrido ya numerosos templos católicos. No es difícil saber de adónde viene todo esto, sólo falta probarlo en forma contundente e irrefutable. Habría que ser iluso o ideológicamente muy fanático como para no darse cuenta.

No es cosa de ser un adivino para darse cuenta que todo esto es un acto de una coordinación meticulosa, el cual ha sido planificado paso a paso, y quien sabe desde hace cuánto tiempo. El primer paso es el vandalismo bestial para demoler al país, lo cual se suma a diversos paros nacionales de parte de gremios y sindicatos en manos del Comunismo, para producir caos, desesperación y desbastecimiento. Después quedan dos opciones: obligar al presidente Sebastián Piñera a renunciar, o bien permitirle que siga pero hacer que se vea obligado a adoptar toda la agenda ideológica de la izquierda, la misma doctrina nefasta que perdió las elecciones del 2017. Ambas son acciones de un matonaje político impresentable.

Ante esto, ¿qué puede hacer el gobierno? Lo primero es lo primero: desenmascarar el "movimiento", y demostrar que no es un "movimiento ciudadano" sino que es algo mayoritariamente de ultraizquierda... ¿Cómo se puede hacer eso? Fácil: el gobierno debe conseguirse las identidades de todos los sujetos detenidos durante las últimas tres semanas a causa del vandalismo y terrorismo, e indagar a fondo todas las publicaciones de estos delincuentes en sus redes sociales (Facebook, Twitter e Instagram). Para ello debe abocar todos sus esfuerzos y trabajar en bloque entre todos los periodistas que trabajan en La Moneda y en cada uno de los ministerios.

Al enemigo (porque estos terroristas son enemigos de la nación) hay que desenmascararlo, y eso se hace mostrándole a la opinión pública a qué ideología pertenece. Es decir, una vez hecho ese análisis minucioso, debe difundirse por todos los canales posibles la tendencia ideológica y política predominante de esos cavernícolas que han destruido el país, y así dejar en evidencia que la gran mayoría de ellos simpatizan con el Comunismo, Anarquismo y Neomarxismo. Esa prueba concreta será tan irrefutable, que automáticamente la mitad del apoyo ciudadano que tiene el supuesto "movimiento" se va a desmoronar de un día para otro.

El siguiente paso es más complejo, pero igualmente importante: indagar de alguna forma si existen vínculos entre altos funcionarios políticos de la oposición y la coordinación de los actos terroristas y vandálicos. Para esto se requiere de un trabajo mancomunado entre el gobierno y la inteligencia policial, pero de lograr llegar a buen puerto en este punto se pondría en jaque mate a todos esos partidos y conglomerados que, de una u otra forma, han estimulado las odiosidades para provocar una revolución vandálica en nuestro querido Chile, empezando por el Partido Comunista y el Frente Amplio.