En Chile nadie sobra, y en el mundo tampoco. Claro, sí sobran los delincuentes, y a esos no habría que dejarlos cruzar nuestra frontera bajo ningún motivo... pero afortunadamente en este caso esas personas son las menos, ya que la gran mayoría de los inmigrantes que llegan a nuestro país son verdaderos emprendedores, gente que viene a trabajar y a ofrecer un servicio a cambio del pago de un salario justo por su esfuerzo y por dar lo mejor de sí.
Ellos también serán chilenos. |
Resultan lamentables los comentarios de personas partidarias de la ultraderecha chilena, que ya sea influenciados por el racismo, el clasismo o la xenofobia, se oponen a la llegada de inmigrantes colombianos, venezolanos o haitianos. Esa ideología la encuentro en verdad terrible, y como persona de derecha critico con todo la xenofobia y los prejuicios en contra de nuestros hermanos inmigrantes (que en un futuro cercano también serán chilenos). Sin dudas que oponerse a la inmigración es oponerse al fenómeno mismo de la globalización, y es pretender ir en contra del mundo globalizado donde vivimos actualmente y contra los tiempos modernos del siglo XXI.
Por contrapartida veo a la vereda de al frente donde está la izquierda política, mucho más abierta pero también más demagógica. La izquierda es permisiva con la inmigración, pero no hace nada para mejorar la economía del país y así brindarle a estas personas un mejor pasar. Creo que la solución va justamente por sacar lo bueno de cada lado, y esa es la bandera que tiene que ser enarbolada por una centroderecha moderna: ser permisivos con la inmigración, pero potenciar un desarrollo y un crecimiento económico para hacer de Chile el principal polo inmigratorio de Latinoamérica y que sea a la vez un país sustentable que le brinde oportunidades a las personas producto de una mayor inversión y generación de fuentes laborales.
Creo que la inmigración y el crecimiento económico sí pueden ir de la mano, porque no son contrapuestos sino que perfectamente pueden ser factores que se sumen para hacer de Chile una mejor nación, más intercultural y a la vez económicamente más pujante. Esa es la apuesta que deben hacer la derecha y la centroderecha, antes de que lleguen otros y sean ellos quienes tomen esa misma bandera de lucha...
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