viernes, 18 de noviembre de 2016

Neomarxismo: La ideología del lobo con piel de cordero

La historia evoluciona, así como también lo hace la política. Es así como el marxista del siglo XXI ya no es ni será como el vetusto y predecible comunista odioso y resentido del siglo XX. O sea, esos comunistas añejos que se emocionan al ver la imagen de Lenin o Josef Stalin siempre existirán, pero de un tiempo hasta ahora han ido dejando la cancha libre para que su lugar sea ocupado por los neomarxistas, mucho más irreconocibles y sofisticados pero igualmenente peligrosos.

El neomarxista de partida no siempre se define como comunista. El neomarxista es un lobo con piel de oveja que puede usar múltiples disfraces, pero el que más le acomoda es el de "independiente" (aunque en realidad ni él mismo se cree tal calificativo). Ejemplos en Chile hay varios, pero sólo por nombrar a algunos de los más conocidos: Giorgio Jackson, Gabriel Boric, Josefa Errázuriz, Jorge Sharp, Alejandro Guillier, Alberto Mayol o Luis Mesina.
Neomarxista: Lobo con piel de oveja

Dicho de otro modo, el neomarxista es un pillo, ya que encubierto en una falsa "independencia" política evita cargar con ese verdadero carretón de escombros que es el viejo Comunismo, para que nadie tenga que sacarle en cara los millones de muertos, además de las penurias y miserias producidas por la más nefasta de las ideologías que ha craneado la Humanidad. Acá, y como buen lobo con piel de oveja, el neomarxista prefiere asumir la cómoda y fácil tarea de no tener nada que defender y mucho que criticar.

Si bien el neomarxista puede parecer un marxista renovado que dice ser "apartidario", a la larga resulta ser bastante fácil de reconocer, ya que sus "argumentos" son los mismos que todavía usa el fosilizado comunista decimonónico en vías de extinción: la promoción del odio, la lucha de clases y el resentimiento social son sus principales banderas de lucha. Además siempre acostumbra adjudicarse para sí mismo el sentir de toda la ciudadanía, con su ya tan trillada frase "Lo que la ciudadanía opina es..." o "Lo que la ciudadanía busca es...".

A veces, para pasar aún más desapercibido, el neomarxista incluso es capaz de inventar sus propios partidos o movimientos políticos fantasmas para no tener que cargar con el letal mastodonte comunistoide: así, no es de extrañar la existencia en Chile de partidos como Revolución Democrática, Izquierda Cristiana, Movimiento Amplio Social, o el Movimiento Autonomista... todas estas no son más que algunos de los tantos disfraces del Neomarxismo para aparecer como "renovado" ante la opinión pública.

Dentro de las ramas del Neomarxismo, existe una digna de ser analizada, y que se destaca por ser un poco más moderada (o tal vez un poco menos desquiciada) que es el llamado "Progresismo". Esta tendencia se derrumba sola, al analizar su ridícula autodenomiación: ¿Progresismo hacia qué?... porque lo que uno entiende por Progresismo es algo que debe apuntar hacia el progreso, pero en rigor esta pseudoideología hace justamente lo contrario: apunta hacia un retroceso, llevándonos directo hacia un abismo dónde cohabitan de manera patética la pobreza perpetua, la miseria, la ineptocracia y la demagogia en su máximo esplendor.

No hay comentarios: