Pocos restos óseos alguna vez encontrados han sido tan perturbadores como los del Deinotherium: un cuadrúpedo gigantesco que medía al menos cinco metros de altura, provisto de un par de colmillos enormes y curvados que se desprendían desde su mandíbula, dándole un aspecto intimidante. Sin embargo, al estudiar más las osamentas se pudo constatar que no pertenecían a un predador, sino que a un herbívoro proboscídeo emparentado con los actuales elefantes, el cual existió en el norte de África entre el Mioceno y el Pleistoceno.
Deinotherium: Un gigante extinto |
Debido a su no poco amistosa apariencia es que fue bautizado como Deinotherium, que significa "bestia terrible". Se cree que este protoelefante primitivo fue uno de los mamíferos terrestres más grandes que ha existido. Pese a sus grotescas dimensiones y sus imponentes colmillos que apuntaban al suelo, de seguro su comportamiento no fue para nada agresivo, ya que al igual que todos sus familiares fue un ser que se alimentaba exclusivamente de vegetales, y por ende atacaba solamente cuando era intimidado por algún cazador.
El uso de los colmillos del Deinotherium ha sido tema frecuente para los paleontólogos. Algunos plantean que era un arma disuasiva que la usaba para espantar a las posibles amenazas. Otros aseguran que fue una eficiente herramienta para pelar la corteza humedecida de los árboles, o bien para sacar raíces y tubérculos que encontraba levemente enterrados. En lo personal, creo que todas estas teorías podrían ser acertadas, y es probable que este mamífero paquidérmico le haya dado variadas utilidades a esos inéditos instrumentos que alguna vez le otorgó la naturaleza.
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