Considerado el dios
de la fuerza bruta, del caos y de la sequía, esta poderosa deidad era fue la
más temida del antiguo Egipto. Era el gran enemigo de Osiris y del poderoso
Horus
Dentro de todas las culturas de la antigüedad hubo un dios
que representaba la maldad, el odio y el caos, y el milenario Egipto no fue la
excepción. En esos lejanos tiempos, fue Seth la deidad más opresora, ya que se
le consideraba la representación de la fuerza bruta en su máxima expresión, las
tinieblas, las tormentas, y de los dos males más temidos por cualquier
civilización: la guerra y la sequía.
El villano y perverso Seth |
En medio de una mitología zoomorfa, donde muchos de sus
dioses tenía cabeza de algún animal en particular (Horus y Ra eran halcones,
Anubis era un chacal, Thoth era un ibis, y Sobek era un cocodrilo), Seth se
destacó por ser una criatura indeterminada, un extraño mutante que aparecía
como una mezcla de diversos seres y que se resistía a cualquier clasificación
zoológica. Algunos expertos lo asocian a una extraña combinación entre oso
hormiguero, chacal y caballo: eso tratando de describir a un personaje casi
indescriptible.
Representado como el hermano envidioso del popularmente
alabado Osiris, la leyenda cuenta que fue Seth motivado por el odio quien
traicionó y dio muerte a Osiris. Sin embargo, la muerte de Osiris fue vengada
por el príncipe del panteón egipcio: Horus, el dios halcón. Ambos dioses
entraron en una guerra épica, donde se enfrentaron el bien y el mal. A raíz de
ese brutal enfrentamiento, Seth -quien cayó derrotado ante Horus- fue
desterrado al desierto, lugar del que nunca más volvió.
Seth era tan venerado como temido. Pese a ser un antagonista
por naturaleza, igual hubo gobernantes que hicieron templos en su honor, tal
vez justamente para no tenerlo como un oponente, sino que como un aliado. Los
principales lugares de culto a este dios son los monumentos de Avaris y Abidos.
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