sábado, 19 de marzo de 2016

Keith Emerson: El triste ocaso de un perfeccionista

El pasado 10 de marzo del presente año, falleció el que para muchos era el mejor tecladista de la historia del Rock. Se suicidó, debido a que atravesaba por una profunda depresión

De dulce y agraz fue la vida del genial Keith Emerson. Considerado por muchos entendidos como el mejor tecladista de la historia del Rock y uno de los músicos más avezados del siglo XX, desde pequeño fue un prodigio sin precedentes que maravilló hasta a los críticos y entendidos más exigentes. Sin embargo, su trágico final no puede dejar indiferente a nadie, ya que las circunstancias en que sucedió perfectamente dan para interpretar una novela o un drama cinematográfico digno de postular al Oscar.

Hablar de Keith Emerson es referirse a un músico extraordinario, cuyo talento innato hacía que su enorme órgano Hammond de tres pisos, incorporado a un piano electrónico y sintetizadores, parecieran una mera prolongación de sus propios dedos. Al tocarlos en forma simultánea, usando ambas manos e incluso a veces también el codo para sacar melodías inverosímiles, hacía pensar que lo que técnicamente parecía imposible pareciera un juego de niños para él.
E.L.P. durante sus años dorados

Sin embargo Emerson no sólo era un intérprete cabal, sino que también se destacó como un compositor maravilloso que fue capaz de mezclar a la perfección la pasión que siempre sintió por el Rock, el Jazz e incluso la Música Selecta. Tal vez ningún otro músico en la historia supo combinar en forma más notable estos tres estilos, ni antes ni después que él. Ahí es donde radica justamente su enorme legado, motivo por el cual algunos virtuosos como Jordan Rudess (de Dream Theater) no dudaron en calificarlo no sólo su mayor influencia, sino que además su ídolo, casi como si se tratara de una especie de superhéroe para los más importantes cultores del Rock Progresivo.

Era tal el talento de Keith Emerson que no pocos lo consideraban “el Jimi Hendrix de los teclados”, por su destreza que lo convertía en un superdotado a la hora de tocar su instrumento. Sin embargo, su cercanía con Jimi Hendrix fue más allá de compartir una habilidad innegable: ambos se tenían una admiración mutua, a tal punto que incluso tenían pensado reunirse para formar una súper-banda entre el guitarrista de Seattle y el trío Emerson, Lake & Palmer (E.L.P.). Este ambicioso proyecto estaba tan bien encaminado que incluso alcanzó a tener un nombre tentativo: H.E.L.P. (Hendrix, Emerson, Lake & Palmer), pero lamentablemente Hendrix murió antes de materializarlo.

Si algo caracterizó la personalidad de Keith Emerson es que durante toda su carrera fue un perfeccionista: él sabía que era el mejor de todos en lo que hacía, y como tal se exigía a fondo para que cada una de sus presentaciones en vivo fueran una experiencia inolvidable tanto para él como para su incondicional público. Pero incluso para los más talentosos el tiempo pasa y no en vano. Ya con 71 años y un incipiente Parkinson, sus shows ya no eran lo mismo de antaño. Hace poco había sido criticado duramente por comentaristas especializados porque su nivel no lograba asimilarse al de antes, lo cual lo terminó por derrumbar y ensimismarlo en una profunda depresión de la que nunca más pudo salir. El mal que lo aquejaba le impedía ejecutar la gran pasión de su vida, y para él una vida sin pasión ya no valía la pena ser vivida. Fue por eso que el pasado 10 de marzo, estando en su casa tomó un revólver y se disparó en la cabeza, terminando así con su vida y su sufrimiento de no volver a ser el mismo que alguna vez se catapultó como un virtuoso entre los virtuosos. Ahora sólo queda entre nosotros su enorme legado y sus interpretaciones alucinantes, las que lo harán perdurar para siempre como un maestro de aquellos que trascienden y merecen ser inmortalizados hasta la eternidad.


Con cariño y admiración para el gran Keith Emerson (Q.E.P.D.)

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