A veces, la Mitología nos rememora una gama de seres fabulosos, algunos de los cuales han logrado perdurar hasta nuestros días e incluso tener numerosas apariciones en el cine o la literatura contemporánea. Uno de estos sin lugar a dudas que es el Grifo, del cual probablemente podamos decir que es la criatura mitológica por antonomasia, por ser la más universal y representativa de todas ellas.
El legendario Grifo |
Los orígenes de la leyenda del Grifo se remontan a la milenaria Babilonia, donde aparece en pinturas y esculturas, al igual que en otras representaciones artísticas de Asiria o del antiguo Imperio Persa. Pero las menciones a este ser mítico no terminan a ahí, ya que en Egipto también existen obras referentes al Grifo, como algunas terminaciones decorativas de templos o sarcófagos. Dentro de los relatos populares, el Grifo aparece nombrado en ciertos pasajes las culturas griega e hindú, y también se le puede ver en artesanías romanas e incluso medievales.
El nombre del Grifo proviene del vocablo griego “gryphos”, lo cual significa precisamente eso: grifo, es decir hace referencia directa a lo que era este animal fantástico. Sin embargo, en Persia también se le conocía como “Shirdal”, que significa “león-águila”. Precisamente, esos dos animales son los que se mezclan con extraordinaria perfección para dar origen a la morfología que conocemos del Grifo: un ser mitológico con cabeza y alas de águila, pero con el cuerpo de un robusto y fornido león. En algunas oportunidades (no siempre), sus patas delanteras son las de una ave de rapiña, provistas de afiladas garras, y las traseras son las del rey de los felinos.
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