“La Fe mueve montañas”. Por muy trillada y casi imposible que parezca dicha frase, alguna vez existió un caso tan impresionante que llegó a ser comparable con una proeza de esa naturaleza: Dashrath Manjhi, un hindú que trabajó 22 años para realizar un enorme forado en plena montaña, el cual se convertiría en un pasadizo para unir a su pueblo con el hospital más cercano. Gracias al encomiable trabajo del protagonista de esta gesta, el recinto asistencial quedó a sólo 1 kilómetro de distancia, cuando anteriormente estaba a 75 kilómetros.
El hombre que "movió" un cerro |
Más que un acto de fe, la impresionante obra protagonizada por Dashrath Manjhi fue un acto de caridad, de reivindicación y de humanidad: él quería que nunca más alguien sufriera lo que él sufrió y tuviese que pasar por lo que él pasó. Para entender su motivación, hay que retroceder hasta el año 1960, cuando la esposa Phaguni sufrió un grave accidente y debió ser llevada al hospital más cercano, el cual se encontraba al otro lado de un escarpado cerro, pero para llegar hasta allá era necesario dar la vuelta al cordón montañoso y recorrer más de 70 kilómetros. Debido a lo extenso del recorrido y a la profundidad de sus lesiones, la mujer murió en el camino, llenando de pena y frustración a Dashrath.
Fue ese lamentable suceso el que lo motivó a trabajar durante día y noche, con martillo y cincel en mano, para derribar ese muro natural que separaba el pequeño y humilde poblado de Gehlaur del hospital. Fueron más de dos décadas en esfuerzo, en las cuales lucho contra el dolor físico, el cansancio y la desesperanza, pero finalmente logró su meta: en 1982 dio por finalizada su obra, pudiendo concluir un camino tallado a pulso por entre las rocas, el cual logró atravesar cien metros de esa granítica montaña, y lograr la que a esas alturas de su vida ya era su única meta. Fue así como Dashrath Manjhi pudo darle un alivio a su pueblo, todo con tal de que nunca más ninguno de sus habitantes viera morir a un ser querido por no alcanzar a llevarlo al centro asistencial.
El autor de esta epopeya falleció de cáncer en el año 2007, pero en Gehlaur aún se le considera como un verdadero héroe, como el recuerdo vivo del hombre que “movió” una montaña: tal vez no motivado por la Fe, pero sí por la caridad hacia el prójimo…
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